Rápido, Fuerte… y Vacío: La Decadencia del Wushu - Kungfu
- Longhun
- 15 jul
- 4 Min. de lectura
En la era globalizada del Kungfu, cada vez es más común ver academias y escuelas de artes marciales chinas florecer fuera de China. Sin embargo, con la popularización también ha venido un fenómeno preocupante: la desnaturalización del Kungfu. Muchos practicantes, sin siquiera notarlo, están repitiendo errores técnicos que no solo vacían de contenido las artes marciales chinas, sino que además ponen en riesgo su salud física a largo plazo.
Hoy vamos a analizar tres de los errores más comunes que están corrompiendo la práctica del Kungfu fuera de China y cómo corregirlos.
1. Fuerza desmedida: del poder a la torpeza

Uno de los errores más evidentes es el uso excesivo e incontrolado de la fuerza durante la ejecución de rutinas (套路 tàolù). Muchos creen que para demostrar fortaleza deben tensar todos los músculos y golpear con todo su cuerpo en cada movimiento. Sin embargo, esta fuerza bruta termina por rigidizar el cuerpo, limitando la amplitud de movimiento y acortando la vida útil de las articulaciones.
El resultado: movimientos torpes, incompletos, faltos de fluidez y totalmente desvinculados del principio fundamental del Kungfu —el equilibrio entre yin y yang. Toda arte marcial china, desde el estilo más explosivo hasta el más suave, debe contener alternancia: firmeza dentro de la suavidad y suavidad dentro de la firmeza.
Solución: aprende a dosificar la fuerza. La práctica debe enfocarse en la intención (yi 意) y en la conexión corporal, no en la contracción muscular constante. La fuerza se activa cuando es necesaria y se retira cuando no lo es, generando un cuerpo flexible pero sólido, rápido pero enraizado.
2. Velocidad descontrolada: rapidez sin control es el camino a la mediocridad

Otro error común es la obsesión con la velocidad. Algunos estudiantes ejecutan sus formas a tal velocidad que los movimientos se vuelven caóticos, carentes de precisión y, lo más grave, sacrifican la estabilidad corporal. El centro de gravedad sube, los pies dejan de tener contacto firme con el suelo, el cuerpo “flota” y las piernas pierden su función de anclaje. La velocidad sin control no es habilidad, es desorden.
Cómo corregirlo: la velocidad es el resultado de un cuerpo relajado y un uso eficiente de la estructura corporal. Primero, asegúrate de tener claridad en cada movimiento, control en las transiciones y estabilidad en las posturas. La velocidad debe ser gradual y siempre con control. Un buen ejercicio es alternar prácticas lentas con aceleraciones progresivas, manteniendo siempre el equilibrio y la raíz (gen 根).
3. Posturas bajas mal ejecutadas: flexión sin propósito es lesión asegurada

El tercer gran error es la moda de posturas exageradamente bajas sin entender su propósito real. Mabu (马步), Gongbu (弓步), Xiebu (歇步) y otras posturas fundamentales se convierten en simples muestras de flexibilidad, pero mal ejecutadas: pies que se despegan del suelo, rodillas colapsadas, caderas rígidas y espalda desalineada. En vez de ser posturas de enraizamiento y transmisión de fuerza, se transforman en mecanismos de desgaste articular.
Las rodillas, que deberían ser un canal de transmisión entre el piso y el torso, se convierten en un soporte estático que soporta cargas de manera antinatural, provocando dolor y lesiones con el tiempo.
Recomendación: la clave no está en bajar más, sino en bajar mejor. La flexibilidad específica del Kungfu, especialmente la apertura de caderas (kua 胯), es indispensable. Trabaja la relajación y movilidad de la cadera para que las posturas sean sostenidas por una estructura correcta, no por la tensión muscular. Mejora la alineación, siente cómo el peso viaja al suelo y cómo la fuerza se transmite desde el piso hasta las extremidades de manera natural.
Si quieres que tu práctica sea duradera, saludable y realmente marcial, empieza por eliminar estos errores. Reeduca tu cuerpo, entrena con sentido y con respeto por la tradición.
Recuerda: no se trata de hacerlo más rápido, más bajo o más fuerte, sino de hacerlo mejor.
En la escuela Longhun, hemos dejado atrás los tiempos donde las artes marciales se practicaban “porque así se hacía”, sin entender su lógica ni su propósito. En Longhun no solo practicamos movimientos, estudiamos el porqué detrás de cada técnica.
Nuestro entrenamiento es metódico, progresivo y profundamente estudiado. Cada alumno recibe una formación estructurada, donde cada ejercicio tiene un objetivo claro y un sentido corporal. No entrenamos de manera mecánica ni a ciegas: aquí se entrena con conciencia, con conocimiento y con respeto por el cuerpo.
Combinamos la práctica física con teoría sólida, lo cual permite que los estudiantes:
Avancen de manera saludable, evitando lesiones comunes por malas posturas o sobrecargas innecesarias.
Comprendan desde el primer día los principios internos del Kungfu, más allá de lo externo.
Conecten con la verdadera raíz cultural de las artes marciales chinas, estudiando sus fundamentos filosóficos, históricos y técnicos.
Kungfu es más que un deporte: es una herramienta de autoconocimiento, de desarrollo físico y mental. Por eso en Longhun entrenamos con rigor y transmitimos a nuestros alumnos el conocimiento completo, para que cada sesión sea un paso real hacia el dominio del cuerpo y de la mente.
Si quieres un entrenamiento serio, respetuoso con el cuerpo y con la cultura china, Longhun es tu lugar.
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